se estrella,
se aplasta.
Víctima inocente
de la furia brava.
Pierde la consciencia,
está desamparada.
No puede correr,
huir,
protegerse.
Está acorralada,
no es libre,
depende,
el vínculo ahoga.
Se siente su carga.
Pero el renuevo,
que crece y reclama,
la llena de calma,
y entonces resiste.
Levanta la vista,
se erige, inmolada.
Y como si estuviera
íntegra,
intacta,
se arranca la afrenta,
la desesperanza
y sale dejando
otra vez, como tantas,
todas sus miserias
a puertas cerradas.
Cristina Kovacevic
Impresionante la manera en que se pueden resignificar y jerarquizar las palabras
ResponderEliminarpara que griten tanto y calen tan profundo .Bellísimo.Te felicito
Gracias Rosi. Ojalá pudieran las palabras desterrar la violencia de la vida de las personas y comprendieran que sólo se trata de sumar.
ResponderEliminarbellisima prosa,escrita con sentimiento, Cris seguí sumando y hacé volar tu lapíz que no se detiene,hermoso.....
ResponderEliminarContundente como todos tus escritos. La dignidad emergiendo de la sordidez. Excelente, Cristina.
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