El rosal llegó primero. Creció hacia arriba y nos prodigó en abundancia rosas blancas y exuberantes .Después nació la planta de tomate sin que ningún humano decida cuando y donde. Se ubicó detrás del rosal, creció hacia arriba y hacia los costados sin un orden. La ayudé con varas que sirvieron también para sostener los frutos.
Ambas han surtido mi casa de rosas y tomates desde entonces.
La cercanía se convirtió en intimidad que entrelazó ramas y espinas. Al principio no lo noté. Primero fueron los tomates .Lucían silenciosos las huellas punzantes del rosal pero insistieron en esta relación inesperada por nosotras, buscada por ellos. Hasta ayer. El amor se había consumado de ambas partes y las rosas blancas ostentan románticas y atrevidas pecas rojas.
Esto suceso natural puede tener muchas interpretaciones. Dejo la suya a su criterio
Ohhh...como en la vida, a veces hay que estar "del tomate" para quedarse al lado de alguien que te llena de estocadas...!!!
ResponderEliminar¡Maravillosa conjunción! ¿Le habrán prestado las rosas su perfume a los tomates?
ResponderEliminar¿PORQUÉ NO PUEDE EXITIR UN AMOR PLATÓNICO ENTRE UNA ROSA Y UN TOMATE????????
ResponderEliminarjajajaj Éste no parece tan platónico Rita.Los tomates tienen pinchazos de las espinas y la rosas se ruborizaron.
ResponderEliminarEl blog va muy bien, Rosi. El texto de arriba (rosa y tomates) me parece muy creativo y gracioso. Con seguridad este espacio irá creciendo y tomando forma. Te mando un abrazo desde Buenos Aires.
ResponderEliminarLuis Gruss
¿Tenés previsto publicar textos de asistentes o ex asistententes al taller?
ResponderEliminarBerta Temporelli,a "La negra de la cortada".
No será que el tomate ejemplifica el estoicismo del hombre ? Y la rosa ... librado a la imaginación, parafraseando a Rosi..
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