Nuevo Taller

Todo nuevo:Horarios , días y temática. Lugar:Corrientes 328. Local 4. Días Martes 18hs Sábado a las 10 y posiblemente el viernes a las 18 para ¡principiantes!. En los dos primeros el motivo o línea conductora de este año será Cortázar . Junto a él iremos transitando los secretos de la escritura. Espero vuestra presencia y estimaré muchísimo su divulgación. Comenzamos el martes 11 de marzo a las 18.































domingo, 11 de noviembre de 2012

El último café

El colectivo se sacudía al chocar con el empedrado, con valentía el vidrio de la ventanilla impedía que las gotas de lluvia, violentas, chocaran con mi rostro. El paisaje combinaba perfectamente con mi tristeza. El transitar por las calles nubladas por la lluvia, desplazándome como si estaría adentro de un sueño no me ayudaba mucho a superar el mal rato que acababa de pasar. Los compases regulares de una música del tango se repetían en mi memoria….”Miro la garúa, y mientras miro, gira la cuchara de café”… Evoco cuando después de unos días de ausencias débilmente justificadas aceptó mi invitación “¿tomamos un café?”,el miedo hizo que sintiera cierta euforia, pero íntimamente la sospecha se apoderaba de mi como una sombra lúgubre que me envuelve lentamente. Llegué al bar radiante, perfumada, preparada para continuar esta historia de amor que me conectaba a una realidad añorada, deseada. Sólo ver su postura, su mirada lejana me hizo sospechar que sus expectativas no eran las mías…”Lo nuestro terminó, dijiste en un adiós de azúcar y de hiel” ¿Cómo seguir?¿Cómo pararme de esa silla que me apretaba a su presencia? Levantarme e irme….aceptar su desamor… El agua torrencial se deslizaba por la vidriera del bar y yo ya no sabía si era la lluvia o eran mis lágrimas que fluían, rebeldes…El tin-tin de la cucharita contra la taza de café susurraba los últimos compases de esta historia. Entonces …sin más…me levanté y corrí sin paraguas debajo del aguacero ..”Recuerdo tu desdén, te evoco sin razón, te escucho sin que estés…” Desde mi asiento observo los rostros de los pasajeros, indiferentes…deseo estar en el lugar de cualquiera de ellos, no quiero sentir esta soledad, quiero que alguien me mire y me tome la mano…quiero despertarme aliviada y sentir que sólo había sido un sueño…pero los compases vuelven, sonoros, violentos…”Y allí con tu impiedad, me vi morir de pie, medí tu vanidad y entonces comprendí mi soledad sin para que llovía y te ofrecí…el último café”… Mónica Mancini

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